Los Jovénes en una cancha de arenas movedizas y con tacos de plomo.
Por: Gonzalo Molina Arrieta
TENEMOS LA POSIBILIDAD DE ACTUAR A TIEMPO?
Hace algunos años, cuando en uno de esos arrebatos de una secretaria de educación decidió “cambiarlo todo para que todo siguiera igual”, un grupo de profesores empezaron a aventurarse con los nombres de nuestras escuelas; cuál seria el mejor nombre? Se preguntaron. Se propuso de todo, que por el deportista más famoso del país, que por un destacado escritor, que por el premio Nóbel de paz, que por alcalde que en la época dio respaldo a la idea del colegio, que por lo que realmente significa el colegio en el momento, en fin salió de todo, y justo en esos tantos nombres que no he mencionado surgió el comentario de un profesor que ese colegio debía llamarse “colegio el error”, pero otro más osado se atrevió a plantear irónicamente que el colegio debía llamarse “mi primera puñala´” que bárbaro dijeron muchos… y rieron.
Estos dos nombres propuestos entre chanza y chanza pero con mucha realidad son los que ahora me hacen escribir.
Realmente estos profesores leían nuestra realidad cuando se aventuraron a plantear estos nombres? Pretendían atrapar de alguna manera la situación que viven las escuelas y colegios del sur occidente?
La realidad es que estos profesores reflejaban un hecho evidente en la educación actual; pues, es innegable que una gran parte de las relaciones interpersonales están mediadas por la violencia y la negación del otro como producto de un desarrollo histórico que ha legitimado estas prácticas negativas y excluyentes como medios en la solución de conflictos, pero también como el producto de los bajos niveles de formación que tienen nuestros pueblos y, en el cual nuestro libertador advertía un peligro “un pueblo ignorante es victima de su propia destrucción”; hoy casi 200 años después, esto se hace evidente al ver que miles jóvenes destruyen sus vidas como producto de la acción no racional, no pensada, no meditada. Ya hace rato he venido insistiendo en que nuestros estudiantes los domina el movimiento y no el pensamiento, no pueden estar 5 minutos en meditación, pero se aguantan más de 8 horas ejercitando el cuerpo, en movimiento.
La serenidad planteada por Heidegger, pero también por el Dalai Lama como “meditación reflexiva”, la invoco para ayudar superar las falencias mentales de muchos jóvenes y niños, que no alcanzan a comprender su realidad, unos alienados por el sistema, por los medios masivos de comunicación que reproducen la violencia sin medir el impacto negativo sobre nuestra población infantil y juvenil y por el otro para que reflexionemos sobre el poco desarrollo intelectual de nuestros muchachos, que es a quien quiero referirme específicamente en esta oportunidad.
Muchos jóvenes muestran casi una mentalidad primitiva, actúan solo por instintos, niños y jóvenes que la vida los ha tratado duro, se han formado algunos en lugares y hogares hostiles, son niños y jóvenes de naturaleza explosiva, reactivos totalmente, que al menor tropiezo se tornan peligrosos, muchos no reconocen, ninguna norma o regla básica para la convivencia, validan más su propio sentimiento o resentimiento, no tienen un limite claramente establecido entre realidad y ficción, en muchos hay imbecilidad, escasez de razón. Por ejemplo; en la última semana de abril presencie más de 20 “niños” del INEM que van a buscar pleitos a otras instituciones, tres peleas casadas en clases que luego se realizan fuera de las escuela, y aun más pude observar la escasez de razón (estupidez) de un “joven niño” que sale del colegio, con uniforme y todo, va casa por una rula y regresa a pelear el solo con una pandilla, sin medir consecuencia personal y social alguna; pero también quede atónito cuando un coordinador de estas instituciones del sur occidente me cuenta que la causa por la cual un “joven-niño” puñaleó a otro “joven niño” fue porque el día anterior trajo la gorra del equipo América y él es hincha del Junior.
Por otro lado, estos “jóvenes niños” menean (ojo, menean) hoy un lenguaje reducido a unas 50 palabras con las cuales embolatan su mundo y tratan de explicar todo; la mayoría son monotemáticos, los temas que “dominan” se pueden contar con los dedos de una mano y sobran algunos; son ellos: el fútbol y las novelas, el chisme y los cantantes de moda, y cuando mucho información precaria sobre las asignaturas que cursan, lo que demuestra también su limitada comprensión y conceptualización sobre las cosas, el mundo y su realidad.
Es pertinente recordar aquí, lo que decía el filosofo existencialista mexicano Samuel Ramos (1897-1957) sobre la personalidad, el carácter del pelao’ mexicano. “El pelao’ mexicano es un animal que se entrega a pantomimas de ferocidad para asustar a los demás, haciendo creer que es más fuerte y decidido…. toda circunstancia exterior que pueda hacer resaltar su sentimiento de menor valía(inferioridad), provocará una reacción violenta… de aquí una constante irritabilidad que lo hace reñir con los demás por el motivo más insignificante… el pelao’ busca la riña como un excitante para elevar el tono de su “yo” deprimido… en sus combates verbales atribuye al adversario una feminidad imaginaria, (por la arrolladora influencia de los medios ahora le dice miguelón, maricón; antes, tócale la barbita, atrévete a pisa la raya) reservando para si el papel masculino, con este ardid pretende afirmar su superioridad sobre el contrincante”
La distorsión vergonzosa
Es evidente que la afición por el fútbol esta llevando también a crear una distorsión vergonzosa, una alteración aberrante en nuestro jóvenes, que no valoran acertadamente su realidad; el sentimiento exacerbado está creando una falsa conciencia sobre sus verdaderos ídolos por ejemplo; nuestro “joven niño” considera mucho más importante al equipo de fútbol “del alma” que a su propia madre o padre que sale día tras día a marañar, a vender chance, lotería, pescado, verduras, fritos, a lavar o trabajar como albañil o en casa ajena, mientras él ve en la tele los Simpson, las novelas toda la mañana y por la tarde es mucho más importante el partido de fútbol que la responsabilidad de una clase cualquiera.
Por desgracia para esta sociedad, este es nuestro “niñ@”, este es nuestro joven, vagando entre sueños con tacos de plomo sobre una cancha de arena movediza, aspirando a ser el futbolista, la actriz, la nena bailadora de regguetón, el último soldado americano, pero ningun@ quiere ser científic@, estadista e invent@r. Ser joven de por si es estar en arenas movedizas, el joven está atrapado con tacos de plomo, en la pueril (infantil), en la torpeza notable, en la casi estúpida “realidad” de un sueño, de una novela y un equipo que es su papá y lo demás vale… lo que usted ya sabe, sin que yo necesite escribirlo, y si lo corea mecánicamente en su mente es porque ya esta siendo cómplice de ello.
Gonzalo Molina Arrieta
Profesor de filosofía
Mayo 15 /2006
Por: Gonzalo Molina Arrieta
TENEMOS LA POSIBILIDAD DE ACTUAR A TIEMPO?
Hace algunos años, cuando en uno de esos arrebatos de una secretaria de educación decidió “cambiarlo todo para que todo siguiera igual”, un grupo de profesores empezaron a aventurarse con los nombres de nuestras escuelas; cuál seria el mejor nombre? Se preguntaron. Se propuso de todo, que por el deportista más famoso del país, que por un destacado escritor, que por el premio Nóbel de paz, que por alcalde que en la época dio respaldo a la idea del colegio, que por lo que realmente significa el colegio en el momento, en fin salió de todo, y justo en esos tantos nombres que no he mencionado surgió el comentario de un profesor que ese colegio debía llamarse “colegio el error”, pero otro más osado se atrevió a plantear irónicamente que el colegio debía llamarse “mi primera puñala´” que bárbaro dijeron muchos… y rieron.
Estos dos nombres propuestos entre chanza y chanza pero con mucha realidad son los que ahora me hacen escribir.
Realmente estos profesores leían nuestra realidad cuando se aventuraron a plantear estos nombres? Pretendían atrapar de alguna manera la situación que viven las escuelas y colegios del sur occidente?
La realidad es que estos profesores reflejaban un hecho evidente en la educación actual; pues, es innegable que una gran parte de las relaciones interpersonales están mediadas por la violencia y la negación del otro como producto de un desarrollo histórico que ha legitimado estas prácticas negativas y excluyentes como medios en la solución de conflictos, pero también como el producto de los bajos niveles de formación que tienen nuestros pueblos y, en el cual nuestro libertador advertía un peligro “un pueblo ignorante es victima de su propia destrucción”; hoy casi 200 años después, esto se hace evidente al ver que miles jóvenes destruyen sus vidas como producto de la acción no racional, no pensada, no meditada. Ya hace rato he venido insistiendo en que nuestros estudiantes los domina el movimiento y no el pensamiento, no pueden estar 5 minutos en meditación, pero se aguantan más de 8 horas ejercitando el cuerpo, en movimiento.
La serenidad planteada por Heidegger, pero también por el Dalai Lama como “meditación reflexiva”, la invoco para ayudar superar las falencias mentales de muchos jóvenes y niños, que no alcanzan a comprender su realidad, unos alienados por el sistema, por los medios masivos de comunicación que reproducen la violencia sin medir el impacto negativo sobre nuestra población infantil y juvenil y por el otro para que reflexionemos sobre el poco desarrollo intelectual de nuestros muchachos, que es a quien quiero referirme específicamente en esta oportunidad.
Muchos jóvenes muestran casi una mentalidad primitiva, actúan solo por instintos, niños y jóvenes que la vida los ha tratado duro, se han formado algunos en lugares y hogares hostiles, son niños y jóvenes de naturaleza explosiva, reactivos totalmente, que al menor tropiezo se tornan peligrosos, muchos no reconocen, ninguna norma o regla básica para la convivencia, validan más su propio sentimiento o resentimiento, no tienen un limite claramente establecido entre realidad y ficción, en muchos hay imbecilidad, escasez de razón. Por ejemplo; en la última semana de abril presencie más de 20 “niños” del INEM que van a buscar pleitos a otras instituciones, tres peleas casadas en clases que luego se realizan fuera de las escuela, y aun más pude observar la escasez de razón (estupidez) de un “joven niño” que sale del colegio, con uniforme y todo, va casa por una rula y regresa a pelear el solo con una pandilla, sin medir consecuencia personal y social alguna; pero también quede atónito cuando un coordinador de estas instituciones del sur occidente me cuenta que la causa por la cual un “joven-niño” puñaleó a otro “joven niño” fue porque el día anterior trajo la gorra del equipo América y él es hincha del Junior.
Por otro lado, estos “jóvenes niños” menean (ojo, menean) hoy un lenguaje reducido a unas 50 palabras con las cuales embolatan su mundo y tratan de explicar todo; la mayoría son monotemáticos, los temas que “dominan” se pueden contar con los dedos de una mano y sobran algunos; son ellos: el fútbol y las novelas, el chisme y los cantantes de moda, y cuando mucho información precaria sobre las asignaturas que cursan, lo que demuestra también su limitada comprensión y conceptualización sobre las cosas, el mundo y su realidad.
Es pertinente recordar aquí, lo que decía el filosofo existencialista mexicano Samuel Ramos (1897-1957) sobre la personalidad, el carácter del pelao’ mexicano. “El pelao’ mexicano es un animal que se entrega a pantomimas de ferocidad para asustar a los demás, haciendo creer que es más fuerte y decidido…. toda circunstancia exterior que pueda hacer resaltar su sentimiento de menor valía(inferioridad), provocará una reacción violenta… de aquí una constante irritabilidad que lo hace reñir con los demás por el motivo más insignificante… el pelao’ busca la riña como un excitante para elevar el tono de su “yo” deprimido… en sus combates verbales atribuye al adversario una feminidad imaginaria, (por la arrolladora influencia de los medios ahora le dice miguelón, maricón; antes, tócale la barbita, atrévete a pisa la raya) reservando para si el papel masculino, con este ardid pretende afirmar su superioridad sobre el contrincante”
La distorsión vergonzosa
Es evidente que la afición por el fútbol esta llevando también a crear una distorsión vergonzosa, una alteración aberrante en nuestro jóvenes, que no valoran acertadamente su realidad; el sentimiento exacerbado está creando una falsa conciencia sobre sus verdaderos ídolos por ejemplo; nuestro “joven niño” considera mucho más importante al equipo de fútbol “del alma” que a su propia madre o padre que sale día tras día a marañar, a vender chance, lotería, pescado, verduras, fritos, a lavar o trabajar como albañil o en casa ajena, mientras él ve en la tele los Simpson, las novelas toda la mañana y por la tarde es mucho más importante el partido de fútbol que la responsabilidad de una clase cualquiera.
Por desgracia para esta sociedad, este es nuestro “niñ@”, este es nuestro joven, vagando entre sueños con tacos de plomo sobre una cancha de arena movediza, aspirando a ser el futbolista, la actriz, la nena bailadora de regguetón, el último soldado americano, pero ningun@ quiere ser científic@, estadista e invent@r. Ser joven de por si es estar en arenas movedizas, el joven está atrapado con tacos de plomo, en la pueril (infantil), en la torpeza notable, en la casi estúpida “realidad” de un sueño, de una novela y un equipo que es su papá y lo demás vale… lo que usted ya sabe, sin que yo necesite escribirlo, y si lo corea mecánicamente en su mente es porque ya esta siendo cómplice de ello.
Gonzalo Molina Arrieta
Profesor de filosofía
Mayo 15 /2006