RAFAEL ÁVILA PENAGOS
(Pedagogía y auto-regulación cultural).
por: Gonzalo Molina Arrieta
La pedagogía en la visión de Rafael Ávila Penagos es la reflexión aplicada (el ejercicio de la razón aplicado) lo más metódicamente posible a las cosas de la educación, más específicamente a los problemas de la educación.
Para sustentar esto se fundamenta en E Durkheim y en Jurgen Habermas. Se pregunta:
Qué es la pedagogía: a la cual Durkheim responde, consiste no en acciones sino en teorías, en maneras de reflexionar sobre la educación.
- Manera de concebir conscientemente, razonadamente la educación.
Qué es teoría: un sistema de proposiciones que expresan leyes o constantes cuidadosamente verificadas por controles empíricos (experimentos y observación), capaces de ser comunicados a otros sujetos es decir (comprensibles), abiertas a la comprobación por el recurso, a la repetición del experimento, o a otras variables procedímentales.
Entonces señala que las prácticas de los maestros no están orientadas por teorías en su conjunto, sino por un conjunto de saberes provenientes de diversas fuentes. Los maestros están orientados por un saber pedagógico.
La pedagogía es un ejercicio de la razón que apunta a la comprensión de toda esa constelación de postulados que subtienden los discursos y las prácticas educativas, es un ejercicio de la razón critica, es decir que relaciona, interroga, compara, niega, argumenta ,afirma, formula preguntas y ensaya respuestas.
En síntesis la pedagogía es reflexión sobre la educación.
CIENCIA Y PEDAGOGÍA
La pedagogía como ciencia analítica está ubicada en el cruce de varios caminos disciplinarios pero apoyados en el conjunto de contribuciones de las diferentes ciencias naturales o humanas.
Durkheim epistemológicamente plantea dos tipos de ciencias:
Unas que explican la naturaleza de las cosas
Las que tienen por función orientar la acción, como las teorías médicas, políticas o militares.
Las ciencias de la educación tienen por función analizar y explicar las cosas de la educación; describen, analizan lo que fue el pasado y lo que es el presente de la educación.
La pedagogía en cambio tiene como función orientar la acción de los maestros. Determinar lo que debe ser, establecer principios que orienten la conducta y formular el plan, el programa o proyecto de lo que hay que hacer. Formular un ideal por construir.
En este sentido las ciencias de la educación son retrospectivas, deterministas, mientras la pedagogía es prospectiva, probabilística o aleatoria.
Habermas por su parte tomando como base el interés que mueve a las ciencias propone otra tipología.
Clasifica a las ciencias como:
Ciencias empírico-analíticas : persiguen un interés técnico (pronosticar y controlar)
Ciencias histórico-hermenéuticas: persiguen un interés práctico (se preocupan por la comprensión de sentido, de orientar la acción en busca de consensos o acuerdos)
Ciencias críticas, que persiguen un interés emancipatorio (se preocupan por el discernimiento crítico para ayudar a liberar al sujeto).
En este sentido Ávila Penagos señala que las ciencias de la educación se corresponden a la lógica e interés de la primera y la pedagogía con la lógica e interés de la segunda y de la tercera; es decir a las histórico-hermenéuticas (Prácticas), pero a su vez a las ciencias críticas (emencipatorias). Habermas a diferencia de Durkheim, le da relevancia al componente hermenéutico-crítico de estas disciplinas y de paso le proyecta una nueva visión a la pedagogía como disciplina referida a la interacción de los contextos y sentidos de la educación. Lo que implica para Ávila Penagos desplazar el interés desde la constitución de objetos a la comprensión de signos, desde la búsqueda de relaciones entre variables hacia la búsqueda de relaciones entre los códigos y mensajes, desde la búsqueda de explicaciones hacia la búsqueda de sentido.
Sin embargo se advierte en el texto, que si bien a la ciencias de la educación le corresponde la función analítica y explicativa y a la pedagogía la función prospectiva, no podrá haber prospección sin análisis y sin explicación. La articulación de estas tres funciones aparece como una estrategia necesaria para racionalizar la intervención del pedagogo. El pedagogo entonces es un interventor racional de la educación. Su función es la de intervenir y resolver los problemas de la educación. El autor reconoce el papel de la investigación en la medida en que todo proyecto de intervención o innovación educativa tenga una base analítico-explicativa y esté precedido y sustentado por un trabajo de investigación.