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miércoles, 24 de octubre de 2007

VISIÓN MULTICULTURAL


HACIA UNAVISIÓN MULTICULTURAL DE LA EDUCACIÓN Y LA ESCUELA

Por: Gonzalo Molina Arrieta

HETEROGENEIDAD DE LA POBLACIÓN COLOMBIANA
En nuestro país, no sólo la existencia de negros e indígenas, constituye un espacio para el replanteamiento del trabajo pedagógico y educativo del maestro. Colombia es un país multiétnico, plurilingüe, multicultural, con variedad de regiones geográficas, económicas y políticas bien caracterizadas; con una población que en menos de 50 años se hizo mayoritariamente urbana, con acelerados procesos de descomposición por las recurrentes olas de violencia política, económica y social. Es un país con múltiples fenómenos migratorios. Somos una de las naciones con mayor cantidad de desplazamiento en el mundo, casi el 5% de la población total, somos una población que se enreja día a día como consecuencia del miedo ambiente, con altas tasas de suicidio, de asesinatos y secuestros selectivos y colectivos, de desapariciones forzosas y forzadas, una población con altas tasas de analfabetismo, discapacidad, desescolaridad, deserción, desempleo, con altos niveles de pobreza, miseria, indigencia injusticia e inequidad.
Esta cruda realidad que caracteriza nuestra población, de una u otra manera afecta la sicología de los colombianos y hace que el trabajo pedagógico y educativo observe unas condiciones especiales, pues la escuela no es un escenario ajeno a esta realidad, muy por el contrario, es un escenario que se constituye en fuente de cotidiana complejidad, que exige un alto contacto intercultural.

UNA NUEVA MIRADA DE LA EDUACIÓN Y LA ESCUELA
Esta nueva mirada de la educación en general, y de lo escolar en particular como escenario de contacto entre culturas, no sólo debe crear el contexto de preparación a los niños de las culturas mayoritarias o mayorizadas, para aceptar y tolerar las otras u otras culturas minorizadas, o minoritarias como han sido la afrocolombiana, la indígena y los pobres en este país, sino, que, a través de la práctica pedagógica cotidiana, debe generar las condiciones para que se establezca un veraz diálogo entre las diferentes culturas, con igualdad de oportunidades en la escuela, para que entre éstas puedan conversar y enriquecerse mutuamente. Sin embargo la escuela y el docente son presentados por la sociedad mayorizada como entes neutros igualitarios* que no discriminan y proyectan la indiferencia frente la desigualdad y la diferencia.


CULTURA EDUCACIÓN Y CALIDAD.
El enfoque que queremos compartir, es el de cultura como elemento distintivo y constitutivo de la misma naturaleza humana, y como construcción colectiva, como algo no estático, sino como conflicto, como proceso de cambio y adaptación permanente, no como algo cerrado, sino como apertura y posibilidad, como aprendizaje y comunicación.
Hace apenas unos años, los pueblos minorizados o minoritarios, marginados del centro, "los periféricos", eran pueblos considerados como pueblos sin cultura, no creadores; pero para ser un pueblo creador de cultura según Estanislao zuleta. "Es necesario que tenga una vida común. Cuando se dispersa se atomiza, cuando cada uno vive su miseria, en su propio rincón, sin una empresa y sin un trabajo común, entonces pierde la posibilidad de crear cultura", el pueblo debe volver a crear cultura, debe tener metas altas, debe plantearse como meta ser un pueblo creador, esa es la meta que intentamos construir desde la educación.

En el pluralismo, la cultura puede ser vista como elemento diferenciador, pero también desde sus raíces, la cultura es entendida como cultivo, la visión de Estanislao, es una visión de cultivo, de cultivo colectivo, y la del pluralismo nos permite el reconocimiento, la comunicación y el respeto reciproco. La meta a la que queremos llegar, es la de una cultura que por su naturaleza compleja es tejida entre las diferencias y los diferentes mediante la integración, una cultura de calidad, que no está dada y no se nos va a dar, hay que crearla y recrearla; será un proceso permanente, de construcción colectiva, de intercambio y aprendizajes, de rupturas y adaptación constante.


Cultura y Escuela
La escuela moderna es hija del pensamiento positivista, de la subcultura de la ciencia, ésta compartimentó el conocimiento, desunió lo que venía unido, disciplinarizó, departamentalizó, y de esa manera se reproduce el conocimiento en nuestras escuelas. Nuestra escuela separa lo popular de lo científico, lo natural de lo social, las matemáticas de la geometría, la geografía de la historia, la política de la ética, y así sucesivamente.

Ella, cuando no ignora, margina la vida cotidiana; oficializa y estandariza formas de conocimiento, visiones del mundo, desecha el acervo de nuestras culturas milenarias que no se enmarcan dentro de la lógica etnocéntrica, eurocéntrica de la ciencia.
Si la cultura es una construcción colectiva y además conflictiva, cultura es "complexus" (Morin 1.995) "lo que se teje junto" porque cultura, es "policultura" , la unión de lo que está separado. Trenzar las culturas es la tarea de la escuela, y eso sólo se logra si se es capaz de asumir la diversidad y la complejidad de la multiculturalidad, si se es capaz de desarrollar positivamente el contacto cultural que en ella se presenta. Muchas veces el contacto cultural se entiende como un hecho conflictivo y no como una razón lógica de la misma dinámica de la sociedad, tal como lo plantea X. Lluch. "..el contacto cultural presenta tan a menudo un carácter conflictivo, y establece su dinámica en términos destructivos: asimilación, segregación, aculturación, marginamiento y otros "in"

La escuela tiene que problematizar y pedagogizar estas situaciones que abordan y desbordan la vida cotidiana, conectando vida y muerte, lo profano y lo sagrado, la razón y la emoción, poesía y agonía, locura y cordura, sapiencia y demencia para que realmente se constituya en un escenario de vida, de conversación entre las diferencias, de simultaneidades, de étnicidades, de multiculturalidades, de trivialidades y trascendencias hoy perdidas en el tiempo. La escuela actual, por ejemplo, no integra la cultura de la calle como espacio educativo, ésta es desechada, se abandona como abandonan los jóvenes la gorra y el suéter por fuera, las guacas y aretes a la hora de entrar a la institución educativa. Castiga y sanciona las otras formas de pensamiento y acción. Ella tiene que desenterrar las culturas pasadas, de las cuales muchos elementos aún perviven en la cotidianidad, y aún se resbalan por entre las casas y las cosas, en el lenguaje y el pensamiento que nutren nuestra compleja vida diaria.
Desde una perspectiva compleja, como es la multiculturalidad, la escuela debe mirar el contacto cultural, esas relaciones de vecindad, esos espacios de conflicto como un hecho posibilitador, como un espacio de riqueza, de valor, sabiendo que ninguna cultura crece, "no evoluciona sino es a través de contactos. Lo intercultural, es constitutivo de lo cultural".

Lo educativo y lo escolar tienen en esta perspectiva como tarea clave, conectar lo que está separado, integrar las distintas formas de conocimiento, las distintas formas de pensamiento y acción. Integrar las complejas y diversas manifestaciones de la sociedad multicultural, multiétnica, que día a día se configura aún más con el advenimiento de la globalización. Tiene que abrirse a lo nuevo, acercar técnica y humanidades, conectar los diferentes conocimientos fragmentados por la modernidad, poner a conversar como un todo -biología, antropología, sociología, sicología, filosofía y cultura- el mundo físico, el mundo social, el mundo cultural.

Gonzalo Molina Arrieta